lunes, 30 de noviembre de 2015

La hora exacta.

Cuando mi almohada llora me es inevitable sentir pena por sus lágrimas, de esta manera se convierten en mías

Y no encuentro la manera de limpiarme aunque tenga un pañuelo a mano.
Y nada cesa.

El colchón se tumba desesperado boca arriba sin querer mirar el mundo.
Puedo escuchar los sollozos de su interior y siento sus hierros del alma fríos como la nieve.

No me deja moverme, es él quién me ata a la cama todas las noches.

Precipitada miro el reloj, reloj que lleva meses parado, reloj que siempre marca la misma hora.
La hora exacta.
El momento preciso. Ese que nunca encuentro para empezar a dormir, y me pregunto si ésta será una de esas noches que añoro.
Una de esas noches en las que podía soñar, aunque luego no me acordase de nada.

Al final siempre tengo mil sueños que recordar y mil realidades  que se intentan borrar.

Shhh. ¿Te leo este cuento o nos dormimos ya?

3 comentarios:

Unknown dijo...

Maravilloso!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
D U N O H A dijo...

Gracias bonico