miércoles, 25 de septiembre de 2013

Alguien en tu vida.

Hace tiempo que vengo deseando ser alguien en tu vida.
Aunque sea esa que te cruza la mirada en el metro, o la que te sirva el café en la terraza de toda la vida.
Me gustaría ser consciente de que sabes que existo y así poder vivir algo más tranquila, para no quedarme en esta incertidumbre de pensar que igual si me conocieras todo podría ser diferente, o no, pero, ¿y si lo fuese?
Tendré que aprender a vivir con este tormento, ya que aún no me decidí a meterle prisa al reloj, ni a anticiparme a los acontecimientos, todavía poseo esa cobardía que me hace observarte desde un segundo plano, desde la ventana, desde cualquier sitio donde no me puedas ver.
Que suerte tiene todo aquel que un día se atrevió a mirarte a los ojos para dedicarte un saludo, que valiente, fue totalmente inconsciente de que un hecho cotidianamente normal a mi podía suponerme tantísimo.
 Ahí comprendí que la valentía, como casi todo en la vida, es muy relativa, porque no todos tenemos los mismos miedos ni las mismas vergüenzas.
Me posaré en cualquier rincón de tus alrededores viendo la vida correr, esperando una fuerte ventolera para que me ayude de un empujón a enfrentarme a ti.
Que me llene de valentía.
 Porque tu eres mi mayor miedo.
 Pero también mi mayor ilusión.
 Mi meta.
Un motivo de superación.
 He ganado muchos combates.
¿Por qué no iba a ganar este?
O quién sabe si al final es el destino el que elige que debes ser tú quien irremediablemente me dedique un acto de cortesía.
Ojalá me diese la vida ese bonito regalo, yo sin duda estaría agradecida para siempre y no me preguntes cómo, porque a mí el cómo ya me dará igual una vez haya sido testigo de que tus ojos se han reflejado en los míos.

martes, 24 de septiembre de 2013

No deberías haberte molestado.

Aquella señora que siempre me deja pasar colándome en el súper por el hecho de llevar una simple botella de aceite  de oliva virgen extra.
No deberías haberte molestado.
Iban a cobrarmela igual, antes o después, y yo no iba a dejar propina de ninguna de las maneras.


Aquella vecina que me trae a casa una carta que se ha encontrado en el rellano de su escalera, en la que ponía mi nombre como destinatario.
No deberías haberte molestado.
Esa carta solo me ha traído malas noticias.
Esa carta no veía conveniente llegar a mis manos, al menos de momento, y tú, querida, no tienes otra cosa que hacer que ir cogiendo papelitos del suelo.


Ese que me invita a un chupito después de una comida en un buen restaurante, ¿ahora tengo que agradecérselo?

Ese chupito no es gratis, ese chupito va camuflado en la cuenta, ese chupito y un par de botellas.

Aquel hombre que me piropeó mientras andaba por la calle.
No debería haberse molestado.
Yo no pensaba devolverle siquiera una sonrisa, ni un guiño de ojos, ni me iba a pasear la lengua entre los labios, ni nada parecido.
Y más que subir la autoestima, hay ciertos piropos que te la bajan.

Esa que me dijo que había adelgazado, creyendo que eso me halagaba.
 No debería haberse molestado.
Yo siempre pensé que no hay nada más bonito que una mujer  con curvas.

Hay gente que ni come ni deja comer y hace cosas sin sentido creyendo que hacen bien.

Que todo el mundo comience a mantenerse al margen de mí, que me viene importando bien poco estupideces tales como éstas, y esto solo ha sido un light resumen.

Tengo paciencia.
 Sé que cartas están por llegar.
Cuando quiero un chupito yo me encargo de pedirlo.
No necesito piropos.
Y tengo varios espejos hermosos rodeando toda mi casa.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Y bueno.

Normalmente tiendo la ropa mojada en el tendedero del balcón de casa, que da a la galería.
Pero ahora has aparecido tú, haciéndome olvidar que existe la ropa y todo el vecindario piensa que me compré una secadora, y bueno...

Y claro.

Y si en algún momento quieres borrarme de tu mente será que nunca podrás hacerlo, porque el mero hecho de desearlo es causado por lo involuntario que se hace recordarme sin descanso.      
Y claro.
Duele.