viernes, 1 de agosto de 2014

Ojos

Negros.
Almendrados.
Verdes.
Rasgados.
Pardos.
Redondos.
Marrones.
Achinados.
Azules.

Cada forma y cada color te personaliza, te define, cada manera de mirar, cada guiño de ojos te delata, y cada mirada desvela un secreto.

Siempre me decanté por ojos oscuros, marrones, casi negros, las miradas profundas, esas que te remueven todo. Esas que te hablan, que te chillan, miradas que sonríen, miradas que te visten, que te desnudan, que te observan, que te analizan, miradas que provocan, miradas que acarician.

Hay ojos que te besan, hay ojos que te hacen el amor, ojos que te envuelven, que te abrazan, que alumbran.
Hay ojos que son poesía, miradas que son relatos, formas que son cuentos, y colores que son canciones.

En cualquiera de los casos, si algo aprendí de la vista, es que muchas veces va unida desde la distancia al tacto. Si algo aprendí de los ojos, es lo poco que a veces necesitamos la lengua.

Es por ello, que hace tiempo vengo observándote, hace tiempo que mirarte se ha convertido en uno de mis mayores placeres, hace tiempo que te vengo haciendo el amor con mi mirada.

Y lo mas bonito, lo que más me gusta de todo esto, es que en tus ojos veo como lo disfrutas, y eso, ahora mismo me llena más que cualquier otro contacto físico.