miércoles, 13 de noviembre de 2013

No pretendia nada más.

Si algo pretendía de tu risa, era potenciarla.

Si algo quería de tus ojos, era una mirada.

Si algo me apetecía de ti, eras tú.

Si algo pretendía de tus manos, era una caricia.

Si algo quería de tu cuerpo, era tu piel.

Si algo me apetecía de tus sentimientos, es que fuesen por mí.

Si algo pretendía de tu cuello, era su aroma.

Si algo quería de tus piernas, es que andaran junto a mí.

Si algo pretendía de tu vida, era que la compartieses conmigo.

Me apagaste de un soplido.

¿Dónde están todos aquellos sueños que no se cumplieron?
¿Dónde quedaron las palabras que no fueron nunca escuchadas?
¿Qué fue de los silencios que no fueron comprendidos?
 ¿Quién sabe dónde están esas manos que se entrelazaron soltándose segundos después para siempre?
¿Donde están las lágrimas que nadie vio salir?
¿Dónde está el amor que un día sentí?
¿Qué fue de los gemidos que acortaban las tardes frías de noviembre?
Aún no sé nada del aire, ese que envolvía mi pelo cuando el cielo estaba gris.
Las fotos que nos hicimos a la luz de la Luna se volvieron oscuras, muy oscuras, como yo, desde que me apagaste de un soplido.