martes, 14 de abril de 2020

C U A R E N T E N A

Concentrarme está siendo el mayor problema, ahí tengo Patria abandonado, soy incapaz de leerme más de un capítulo por día, así que lo de no tener tiempo son casi excusas.
Siempre me ha encantado pasar tiempo en casa, siempre que haya sido voluntario claro, pero esto de tener que hacerlo por cojones no es lo mío, al sexto día se me empieza a caer el techo encima y las paredes me comen, menos mal que se me acaba pasando, hasta seis días después, que vuelvo a entrar en bucle, vuelvo a sentir que me duele la cabeza y no sé si escoger sillón, sofá o cama.
Echando la vista atrás me planteo qué cosas vamos fortaleciendo con los años y cuáles otras se van debilitando, y la verdad, no lo tengo nada claro, considero que al menos yo, he tenido un tornado interno a lo largo del tiempo  que me ha hecho sentirme vulnerable en muchas ocasiones, para después recordarme mi seguridad, esa que siempre tuve de aliada, o así lo sentí yo.
El caso es que he dado mil vueltas, en muchos sentidos, y he estado mareada mil veces, teniendo que parar, apoyarme en la pared y dejar que mi mundo se estabilice para poder continuar. La verdad que dicho así, qué mal suena todo, qué siniestro, pero aunque no lo creas a ti te pasa exactamente lo mismo, en realidad en este confinamiento nos está pasando a todxs.
El día está dividido en varias sensaciones, a primera hora de la mañana, bueno, a eso de las 10:00h comienzo a abrir los ojos, nunca me había costado tanto despertarme, llevo días con molestias en los oídos en ese primer intento de saltar de la cama, obvio que no puedo, cojo el móvil, le doy los buenos días a mi padre y actualizo Instagram, un Instagram que nada tiene que ver con el de hace años, ahora me siguen 100 y sigo a 200, se acaba rápido la actualización, y es que cada vez me apetece menos compartir mi vida con los demás, aunque eso es otro tema. Después de unos 10 minutos merodeando entre las sábanas preparo desayuno para dos y me dispongo a tratar de concentrarme para leer ese capítulo del que os hablaba al principio, una vez leído, (como si estuviese prohibido seguir con el siguiente) cierro la portada y me invaden las ganas de hacer todo aquello que no puedo, todo aquello que añoro y no valoraba de la misma manera que lo hago ahora, porque si en algo me ha cambiado todo esto, es en como sentir todo aquello que quiero aunque no lo necesite, o la forma de añorar todo lo que no sabía que necesitaba tanto, de eso aún no estoy segura, pero tengo tiempo para pensarlo, no te preocupes.
Cuándo me doy cuenta que el día de hoy va a ser exactamente igual que el de ayer, y el de anteayer, solo pienso en si me hace falta algún tomate, papel higiénico o leche, para coger el coche y salir al súper, pero es que la cosa no está para tonterías.
Supongo que ya todxs hemos aprendido a hacer torrijas, paella y arroz con leche, supongo que ya todxs hemos limpiado el polvo de las estanterias, del borde de los cuadros, del corazón y el de detrás de la nevera, supongo que ya todxs nos hemos dado cuenta que hacer deporte no nos llevaba tanto tiempo, supongo que ya todxs hemos pensado en el por qué de cualquier cosa aunque no hayamos obtenido aún la respuesta, supongo que ya todxs sabemos lo que es echar de menos y que se escribe sin h, supongo que todxs hemos hecho videollamada con amigxs y jugado al parchís con desconocidxs, supongo que todxs hemos visto la 4ª temporada de La Casa de Papel y Unorthodox, supongo que has hecho limpieza de armario, de alma y de Facebook, supongo que muchos chicos han optado por raparse la cabeza y muchas chicas por arrancarse la semipermanente con los dientes, supongo que todxs hemos aborrecido el pijama y la rutina, que todxs estamos hartxs de oir hablar del tema, supongo que cuándo todo esto pase nadie volverá a ser igual, en todxs algo habrá cambiado, nuestras mentes y corazones nunca más se regirán por lo mismo que se regían hace unos días, porque ya todxs sabremos la importancia de un abrazo, de una caricia y de un beso, la importancia de tener una hermosa conversación mirándonos a los ojos, supongo que al fin todxs habremos entendido que cogernos de la mano y hacernos sentir es lo más bonito cuándo crees estar solx.
Espero ansiosa el momento que me sienta libre, libre para salir a la calle y sentir como el aire choca ante mi cuerpo, un cuerpo que anhela el olor de la lluvia y el sonido del mar, un cuerpo que necesita sentir un volcán de calor en los ojos obligándome a cerrarlos para solo notar como brota el fuego en mis párpados pálidos. Espero con recelo tocar la hierba y la humedad que la caracteriza, la escarcha de la mañana y notar que el aire me revuelve la vida y el pelo, espero que se me devuelvan mil sonrisas, unos cuantos guiños de ojos, cientos de carcajadas y algún número de teléfono.
Espero poder agradecer todo esto de alguna forma, quizás la mejor manera es dejarme llevar, aprovechar el tiempo, disfrutar, saborear cada bocanada de un instante, de un resquicio de milésima de segundo.
Por eso, cuando pienso en si me quedan tomates, papel higiénico o leche al darme cuenta que hoy será igual que ayer y anteayer, solo puedo recrear en mi mente el mañana.
El mañana será distinto, ya lo creo, el mañana será nuestro, el mañana lo pienso mimar, lo guardaré con sumo cuidado entre la seda cada noche, entre algodones, no vaya a ser que se rompa, no vaya a ser que nos lo arrebaten, no vaya a ser que entre tantos planes, entre tantas prisas y prisiones al aire libre nos demos cuenta que un día todo puede dejar de ser, un día, mientras tú todavía no entiendes qué haces aquí, nadie te avisa que todo puede desvanecerse, que todo es efímero y que cuándo menos te lo esperes, sin darte a penas cuenta, todo se ha ido a la mierda.





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